Inés Salinas

Biografía

Mi esencia es la obra de mi padre, Manuel Salinas, que cultivó en mí la pasión por el arte desde pequeña.

La vibrante Sevilla de los 80, en la que la creatividad bullía en un despertar cultural de vanguardia, me vio crecer. Mis primeros recuerdos están indisolublemente ligados al estudio de mi padre en la Alameda, allí pinceles, tertulias, artistas consagrados, jóvenes aspirantes y lienzos se entremezclaban.

La pintura en sí misma es lo que me mueve, el goce del placer estético puro. No existe un proyecto inicial al estilo académico. El ritmo viene marcado por las series de color que se superponen, entrelazan y difuminan en un microcosmos que me lleva a un resultado final que siempre es diferente, siempre es único.

El cuadro es algo vivo, no sólo porque las capas de pigmento transmitan un movimiento orgánico, el cuadro interactúa con el espectador. Se inicia una comunicación en la que, el interlocutor, a través de la reflexión y la introspección, define y construye el significado de la obra estableciendo una conexión emocional.